El yacimiento de ciudad de Vascos, en Navalmoralejo (Toledo), destaca por su relevancia arqueológica, su singularidad y la trayectoria de investigación de este asentamiento con cincuenta años ininterrumpidos de excavaciones.
Esta antigua medina andalusí, habitada entre los siglos IX y XII, se despobló de forma definitiva en ese último siglo. Su aislamiento, lejos de las rutas de comunicación, permitió la buena conservación de su registro arqueológico. Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931 y actualmente Bien de Interés Cultural, su estudio ha sido clave para comprender la vida medieval peninsular. Las excavaciones han contado con respaldo institucional desde 1975 a través de la Subdirección de Arqueología del Ministerio de Educación y Ciencia y, a partir de 1983, de la Consejería competente en materia de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha junto con la Diputación Provincial de Toledo. También conviene destacar la colaboración dela familia Cavestany-Corsini, propietaria del terreno. El proyecto ha servido, además, como espacio formativo para numerosos estudiantes. Destaca especialmente la figura de Ricardo Izquierdo Benito, director del proyecto, cuya labor ha sido fundamental para su desarrollo y continuidad.